Hace más de 20 años que acompaño a las personas que se interesan en meditar y lo hago individualmente y/o en grupos pequeños para principiantes y avanzados.

La meditación es un intento de experimentar el centro interior mediante la relajación y la concentración. La meditación ayuda también a conocerse a sí mismo y a reconocer patrones inconscientes. La capacidad de soltar juega un papel fundamental. La meditación puede convertirse en una isla en la vida cotidiana, que no anula las numerosas exigencias diarias, pero permite tener más espacio interior y serenidad. Desde el centro, surgen en nosotros más fuerza, confianza y creatividad. Esto nos ayuda a hacer frente a nuestras tareas con mayor facilidad y a sentirnos bien incluso en momentos de agitación.

La meditación o el silencio interior es también una forma importante de curarse a sí mismo. Meditar regularmente es una forma adecuada de curarse a sí mismo. En el silencio nos abrimos a la luz cósmica que todo lo abarca.

Esto intensifica la luz en nuestra aura y activa el flujo de la fuerza vital. En la meditación no sólo practicamos una calmante quietud de pensamiento, sino que también reconocemos y observamos los pensamientos y sentimientos. La conciencia se abre en la quietud a las dimensiones más altas de la luz y la intuición y la creatividad pueden fluir suavemente a través del estado de quietud.

La quietud interior también permite una conciencia sutil de los sentimientos en nuestros chakras. Esta conciencia tiene un efecto curativo en sí misma y transforma los sentimientos de carga. En el silencio nuestros chakras se liberan de bloqueos y los meridianos fluyen llenos de nueva fuerza. El pensamiento activo nos aleja de nuestro núcleo interior, de nuestro centro. Nos ocupamos del pasado o del futuro.

Los pensamientos son energías muy creativas, porque crean continuamente nuestra realidad. Por lo tanto, es de suma importancia que pensemos en lo que realmente queremos y no en lo que no queremos. Estamos constantemente tejiendo nuestro destino terrenal con nuestros propios pensamientos.

El desarrollo espiritual, sin embargo, siempre ocurre en los breves momentos de descanso del pensamiento. En el proceso, nuestro autoconocimiento crece sutilmente. El autoconocimiento ayuda a aliviar la angustia mental al aprender a observar y controlar los patrones de pensamiento. En el silencio sentimos nuestro estado interior, que consiste en sentimientos o emociones.

Pero primero tenemos que desarrollar este sentimiento de emociones. Sólo en el silencio se hace posible, ¡sólo la quietud del pensamiento nos convierte en seres que sienten conscientemente! La percepción de los sentimientos tiene un poder curativo transformador inaudito. Siente la tristeza, llora las lágrimas – ¡y la tristeza se disuelve!

Observa los sentimientos más profundos y reprimidos, no los juzgues, ¡y he aquí que se disuelven en la luz! La meditación también despliega nuestro crecimiento hacia la luz de otra manera, porque sólo el silencio permite la fusión de las frecuencias vibratorias de las dimensiones superiores. La luz interior comienza a brillar; aunque de vez en cuando un velo cubra la luz, la luz siempre está ahí. Así como el sol se oculta de vez en cuando por las nubes, las nubes de lluvia significan crecimiento y fertilidad para la tierra. Siempre sólo el sol sería desastroso y así también el crecimiento espiritual ocurre con más fuerza a través de las crisis y el sufrimiento.

La meditación eleva nuestra vibración y actitud hacia el mundo espiritual de la luz y los ayudantes celestiales. Meditar unos minutos cada día, entrar en el silencio, nos abre dimensiones de conciencia completamente nuevas. Nuestra aura y sistema energético serán inundados con nueva fuerza vital, los bloqueos serán percibidos y disueltos sensiblemente.

La meditación es, pues, la base del desarrollo espiritual, del autoconocimiento y de la autosanación.

Me alegrará conocerte pronto y te agradezco desde ya tu confianza.

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