La gran invocación es un Mantra Solar proyectado para reorientar las energías actuantes en nuestro mundo y preparar las mentes y los corazones de los hombres para el advenimiento de la Nueva Era. En un Concilio planetario celebrado el año 1943, estuvieron presentes “unos enviados celestes”, representativos del Poder Cósmico del Gran Señor de nuestro Universo, quienes llevaban el Mensaje de aliento y de renovada fe en el Bien supremo y la garantía del triunfo de la bondad y de la justicia sobre la maldad y el desorden. Uno de estos grandes discípulos, la señora Alice A. Bailey, tuvo el honor de recibir telepáticamente el texto de La Gran Invocación a través de uno de los Grandes Seres allegados a Cristo y a su obra, el Maestro Djwal Khul, más conocido bajo el sobrenombre de “El Tibetano”.
La Gran Invocación es una plegaria, una técnica de alineamiento, una fórmula de meditación y una invocación mántrica por Luz y Amor que evoca una respuesta. Es también una llamada a la esencia del “Instructor del Mundo”, el Cristo. Es una invitación para que sus cualidades se anclen en la Tierra y en todos los seres de forma colectiva.
La Gran Invocación
De la fuente de luz en la mente de Dios
que la luz fluya hacia el pensamiento del hombre.
Que la luz descienda a la Tierra
De la fuente de amor en el corazón de Dios
Que fluya amor a todos los corazones humanos.
¡Que Cristo vuelva a la tierra!
Desde el centro que conoce la Voluntad de Dios,
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres;
El propósito que los Maestros conocen y sirven.
Desde el centro que llamamos humanidad
Que se desarrolle y realice el Plan de Amor y de Luz
Y que selle la puerta donde se halla el mal.
Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan Divino en la Tierra.